"El corazón tiene razones que la razón no entiende"
(Blaise Pascal, 1623-1662)
He decidido hacer un pequeño alto en los proyectos que me
llevan semanas absorbido, para escribir de algo, alejado de lo académico, pero
no, según mi punto de vista, de lo racional; ya en mi post ciencia
y política, adelantaba lo que era mi visión en estos temas.
La política, como bien es sabido, y con esto no quiero presumir
de descubrir el agua tibia, juega con
las emociones, con las pasiones humanas, llamémosles altas o bajas, pero
pasiones al fin, están completamente alejadas de lo racional y lógico, esto
ocurre lamentablemente, y hago énfasis en lo lamentable del asunto, en
detrimento de nuestro desarrollo intelectual y del progreso de nuestras
sociedades.
Con
esto quiero hacer un breve comentario sobre el conflicto Palestino-Israelí y la
visión de muchos amigos venezolanos, que como si llevasen un casco “anti-pensamiento”,
se pronuncian contra Palestina o contra Israel, ignorando la masacres que se viven en esa zona.
Todo
esto ocurre, porque en su afán populista-aparentista internacional del régimen castro-chavista,
ahora por accidente “Madurista”, aprovechando la coyuntura de cada conflicto,
se posiciona siempre del lado que denominan “anti-imperialista!”, palabra que
podríamos rebatir primero preguntando, ¿No es el Gobierno cubano el Imperio que
dirige al Estado venezolano? con lo cual la excusa de “imperio extranjero”, no
aplica en este caso; y otra pregunta ¿Por qué si son tan anti-imperio, le
siguen vendiendo a precio preferencial petróleo a los Estados Unidos de Norte
América? y lo que es peor ¿Por qué a pesar de ser Venezuela un país productor,
se le compra gasolina al mismo imperio de los Estados Unidos de Norte América?,
como la respuesta debería ser “racional”, no espero que ninguna persona con sus
gríngolas pasionales, quiera responderlas.
Toco
este tema, sin desprenderme del origen de este post, porque he llegado a la
conclusión de que las Dictaduras, o regímenes totalitarios, tienen, entre
muchos otros los dos siguientes efectos en sus sociedades, afectando por igual
a quienes estén a favor o en contra del régimen en cuestión:
1.
Les
hacen creer que “todo lo de fuera es malo o peor”, que por más mal que se esté,
siempre afuera se está peor, y todo “está mal”, porque lo correcto es lo
nuestro. (Este principio aún se ve en la sociedad española pese a los años que
lleva Franco de enterrado, y lo veo ahora en la sociedad venezolana con su
defensa a ultranza de que “prefiero pasar hambre aquí, que ir a una sociedad en
crisis, por ejemplo, sin pensar que la crisis más fuerte de otro país, no le
llega ni por los tobillos al caos económico actual de Venezuela), esto da
origen al segundo efecto:
2.
Rechazo
del emigrante: quien emigra es traidor, los que “nos quedamos” somos héroes “naturales”,
aún si esos que se marcharon se han tenido que exiliar, nosotros “somos los
buenos”, eso como se puede ver es una extrapolación humana del punto anterior, aún cuando haya estado 10 años viendo que pasa en el país por la TV, yo soy el héroe porque "no me he ido"
3.
Si
soy opositor: Todo lo que la dictadura apoye es malo; sea bueno o no, sea una
causa justa o no, esto es como llevar una gríngola que no me permite ver más
allá de lo que tengo al frente. Esta estrategia deja al opositor en manos del
régimen, porque como toda dictadura defiende alguna que otra causa justa con
fines propagandísticos, el opositor queda como el dictador lo describe: Un
radical, un fascista, etc. , haciéndole un flaco favor, al régimen opresor de
turno.
4.
Si
soy afín al régimen: Todo lo que pa dictadura apoye es bueno, da igual que sea
un acto terrorista o no, comenzando porque no considera a la dictadura como
tal, sino como una de las mejores democracias, pero también lleva una gríngola
puesta, que no le permite “pensar” y analizar su opinión.
Las personas con gríngolas, al igual que los caballos, aumentan su "velocidad" de avance, avasallan con sus respuestas vacías de sentido, como los caballos corren rápido pero no piensan, si bajasen su velocidad correrían el riesgo de "pensar" y eso, no le gusta a los poderosos.
Luego de escuchar sus argumentos, sería bueno preguntarle: "¿Y tú que piensas?" incluso: "¿Piensas?"
Luego de escuchar sus argumentos, sería bueno preguntarle: "¿Y tú que piensas?" incluso: "¿Piensas?"
Deberíamos
de cultivar la capacidad de abstraernos para analizar cada conflicto por
separado, independientemente de qué “tonto” lo apoya; deberíamos quitarnos los
cascos y las gríngolas que llevamos puestas a todos lados, sin ni siquiera ser
consciente de ello, y razonar!!! … que últimamente se está volviendo, cada vez
más, un gran lujo.
Ejercer la libertad del pensamiento... nos hace dudar, y entonces pensamos...
"Dudo, luego pienso... pienso, luego existo" (Descartes)